Historia de Albert Fish, sadomasoquista y caníbal
La famosa fotografía de Albert Fish a los 64 años
Nacido bajo el nombre de Hamilton Fish el 19 de Mayo de 1870 en Washington
D.C., Albert Fish es considerado uno de los asesinos seriales americanos más
notables y estremecedores del siglo XX. A los 5 años muere su padre así que su
madre lo interna en un orfanato mientras ella trabaja para mantenerse. Expuestos
los niños a constantes maltratos y abusos, Fish considera que era de los únicos
que anhelaba llegara la hora de los cuerazos. Desde ese momento era ya un
pequeño masoquista. Hay que tomar en cuenta que desde dos generaciones
anteriores, varios familiares (se dice que 7 de parentesco directo) padecían de
sus facultades mentales en diversos grados al punto de que un par de ellos
terminaron sus días en instituciones mentales.
Los reportes de su niñez describen a Fish como un niño problema que cada
sábado se desaparecía. A los 15 años se gradúa de la escuela pública y se cambia
de nombre cansado de las burlas de los compañeros que le llamaban 'Ham and Eggs'
En 1898 se casa con una muchacha 9 años menor que el, de este matrimonio
resultan 6 hijos. Increíblemente Albert Fish fue un buen padre para ellos. Sus
hijos fueron testigos de innumerables actos extraños y bizarros por parte de su
padre, pero éste jamás abusó o golpeó en mala manera a alguno de ellos. Al menos
eso es lo que se sabe al día de hoy. La mujer de Fish lo abandona para irse con
un sujeto de nombre John Straube y al parecer ella tampoco era de lo mas sano
mentalmente hablando. Años después aún con su amante por un lado, pide a Fish
que regresen. De nuevo desaparece la señora Fish para nunca volver a ser vista
por sus familiares.
Albert Fish se dedica a pintar y a decorar interiores para ganarse la vida y
viaja por 22 estados de la unión americana, lugares donde se empleaba
temporalmente. Muchas veces era despedido cuando surgían 'problemas' con los
niños del lugar. Fish estaba obsesionado con el dolor y hacer daño a los demás,
especialmente los niños eran el objetivo de sus perversiones. Los afroamericanos
eran su especialidad debido a que en primera, eran los de condición más humilde
y segundo porque a las personas de origen negro no se les tomaba en
consideración cuando se quejaban. Así que nadie haría gran cosa para investigar
o castigar a Fish por sus ataques y crímenes. Este comportamiento es
característico de los asesinos seriales que siempre atacan a individuos débiles
y desfavorecidos, tales como prostitutas, ancianos o niños como es en esta
historia.
Fish establece que su primer asesinato ocurre en 1910 en Wilmington Delaware
cuando despacha a un hombre. Los hijos relatan que el cambio drástico en su
personalidad se dio tras el primer abandono de su esposa. Como nunca se divorció
legalmente, no contaron sus siguientes 3 matrimonios. Al parecer Fish padecía
regularmente de alucinaciones y sus hijos lo vieron no pocas veces subir a una
colina cercana a su casa, alzar el puño al cielo a la vez que gritaba 'Soy
Cristo!...' otra de las bizarras conductas de Fish era pedir a sus propios niños
y jóvenes vecinos que le dieran de palazos en el trasero con una tabla
especialmente hecha con puntas filosas hasta que lo dejaran sangrando del
trasero. Sus hijos recuerdan los extraños juegos que proponía su padre en los
cuales invariablemente perdía y el castigo era que le dieran de palos en el
trasero. De lo cual se colige que el dolor le causaba un placer. Fish era de los
fanáticos religiosos obsesionados con la muerte, los castigos divinos y de la
redención basada en el sufrimiento además recopilaba información sobre
canibalismo, tema del cual cargaba los mas retorcidos artículos en si mismo a
donde quiera que fuera.
Noticia sobre un niño asesinado
Según estimaciones policíacas, Fish pudo atacar una cifra cercana a las 100
víctimas. Y de acuerdo al mismo criminal, el cuenta aproximadamente 400
personas. Como hemos dicho, los niños siendo la principal atracción de su show
de violencia. Que por mandato de Dios, el tenía por misión castrar a los niños,
aunque ataca individuos de ambos sexos por doquier que trabaja. Varias veces fue
arrestado por robo y diversos fraudes. Por la manía que tenía de escribir cartas
obscenas a las mujeres que publicaban anuncios clasificados también fue
procesado. En las instituciones mentales los médicos lo encontraron 'sexualmente
perturbado' pero sano... según esto. Personalmente no entiendo que puede tener
de sano en el caso de Fish introducirse trozos de algodón saturados de alcohol
en el ano para luego prenderles fuego. Tampoco considero edificante clavarse
alfileres y agujas en área del escroto o debajo de las uñas; alguna vez confesó
a sus hijos 'Si tan solo el dolor no fuera tan doloroso!...' Los médicos a cargo
de la evaluación psiquiátrica de Fish ni siquiera podían creer lo de los
alfileres pero la radiografía de pelvis que se le tomó confirmó las torcidas
declaraciones del psicópata.
Alfileres y clavos dentro del área pélvica de
Albert Fish.
Todas y cada una de las fechorías de Fish fueron en si una tragedia. Pero
ninguno de sus crímenes pudo entrar a la historia como el del asesinato de la
niña Grace Budd ocurrido en el año de 1928. Caso que fue ampliamente documentado
e investigado por la policía hasta atrapar al asesino.
Fotografía de la niña Grace Budd
Edward Budd era un joven de 18 años deseoso de progresar, trabajar y
contribuir con los gastos de su casa. La vida junto a su padre, madre y otros 4
hermanos mas bien era triste y deseaba un empleo en el campo donde el aire fuera
limpio y puro. Decide publicar un anuncio clasificado en el New York World el
día 25 de Mayo de 1928. Al siguiente lunes, día 28 del mismo mes toca a la
puerta un hombre de edad avanzada llamado Frank Howard, granjero de Farmingdale
Long Island que desea tratar lo de un empleo con su hijo Edward. La señora Delia
Budd manda buscar a su hijo con la menor, una niña de nombre Beatrice y mientras
le da un buen vistazo al viejo visitante. El señor Howard explica que toda su
vida se había dedicado a pintar y decorar interiores pero que usando sus ahorros
había decidido comprar una granja. Había mantenido seis hijos fruto de su
matrimonio pero tuvo que criarlos solo puesto que su esposa lo abandonó hacía
una década. Su aspecto era de un hombre ya mayor, de pelo gris, bigote caído
igualmente gris y de cara amable y pacifica. Mediante mucho esfuerzo ahora la
granja mantenía cientos de gallinas y decenas de vacas lecheras. Pero como uno
de sus ayudantes se iba a cambiar de residencia es que requería reclutar uno
nuevo.
Cuando Edward llegó, el señor Howard no pudo dejar de expresar lo fuerte y
crecido que era el muchacho. Justo el tipo de personal para el empleo que tenía
disponible. La paga ofrecida es de 15 dólares la semana, obviamente el muchacho
acepta feliz el ofrecimiento. Así la situación, el señor Howard queda en pasar
el próximo sábado por Edward y su amigo Willie a quien también acepta dar
trabajo. Llegado el día el viejo no llega a la cita acordada sin embargo envía
una nota avisando que un compromiso lo ha demorado y promete pasar el día
domingo. Los muchachos están emocionados ante la expectativa del nuevo empleo y
los señores Budd satisfechos de que tan rápido haya dado resultado el anuncio en
el periódico.
La
familia Budd
A las 11 de la mañana del día siguiente apareció el señor Frank Howard en el
domicilio de los Budd. Traía consigo fresas y queso fresco 'productos elaborados
en su propia granja' la señora Budd corresponde los regalos invitando al señor
Howard a que desayune con ellos. El señor Edward Budd Sr. tuvo así la
oportunidad de observar al viejo y quedó con un buen sabor de boca ante la
oportunidad que se presentaba a su hijo de poder trabajar en una granja con
gente sana y emprendedora. A pesar de que el aspecto del señor Howard no era
para impresionar en lo absoluto, la seguridad y amabilidad del mismo dejaron
satisfecha cualquier duda al respecto. Una vez sentados a la mesa, entra por la
puerta una niña de 10 años de edad, Grace Budd llega de la iglesia canturreando
antes de saludar. De ojos color cafe grandes, cabello oscuro que contrastaban
con su piel pálida y sus labios rosados impresiona a todos los hombres que la
miran de cerca, no siendo la excepción el señor Frank Howard quien no puede
apartar su mirada de la joven Budd. Luego le pide a la guapa niña que demuestre
que tan buena es para contar y saca un fajo de billetes ante la atónita y
sorprendida mirada de los Budd, quienes jamás habían visto tanto dinero junto
'Noventa y dos con cincuenta centavos...' contesta la niña y en premio le da 50
centavos para que compre dulces.
El señor Howard promete pasar mas tarde por los jóvenes a quienes les da un
par de dólares 'para que se vayan al cine' puesto que antes debe atender un
compromiso familiar. Su hermana había hecho una fiesta para una de sus hijas. Y
justo ya para salir de la casa, con los dedos en la puerta al señor Howard se le
ocurre invitar a la pequeña Grace para que lo acompañe a la fiesta de su
sobrina. La señora Delia Budd pregunta que donde es la fiesta y este le responde
que en la calle Columbus y la 137 y duda que deba dejar ir su niña a la tal
fiesta, pero el señor Budd la convence dado que a la niña no le toca divertirse
mucho, de ese modo la señora ayuda con su abrigo a la niña y la ve partir con el
anciano hasta perderse de vista por la calle.
El detective William King perseveró hasta
capturar a Fish
El señor Howard había prometido traer de regreso a la pequeña Grace antes de
las 9 de la noche pero el tiempo paso en vano aquella tarde sin una sola noticia
de la niña o del anciano. Pasaron una inaguantable noche sin dormir sufriendo
por saber que estaba ocurriendo y trataban de consolarse creyendo que tal vez la
fiesta se habría alargado y que la pequeña Grace estaría con la sobrina del
señor Howard. Al día siguiente Edward es enviado a investigar a la dirección que
había dicho el viejo, pero no encuentra el lugar y acto seguido da aviso a la
policía. A continuación todo fueron malas noticias para la dolida familia Budd.
De acuerdo a las primeras pesquisas no existía ni la dirección de la calle 107,
ni tampoco un tal Frank Howard y mucho menos una granja de las características
reportadas en Farmingdale Long Island, aquel viejo que había desaparecido con la
hija de los Budd era un fraude. Fueron mostradas a la familia una serie de
fotografías de conocidos abusadores, pederastras y criminales pero no hubo
resultados favorables. El 7 de Junio se envían más de 1,000 volantes a las
estaciones de policía donde se detalla el aspecto de secuestrada y secuestrador.
Esta acción desata una fiebre de avistamientos de la niña Grace, muchos de los
cuales resultan engaños pero a pesar de todo cada caso tuvo que ser revisado por
los 20 detectives que se hacían cargo del caso. Pero hubo un par de evidencias
sólidas. La policía pudo hallar la oficina de la 'Western Union' desde la cual
el tal Frank Howard había enviado el recado del sábado e inclusive se recuperó
la nota original escrita a mano. También se pudo encontrar el carrito donde se
había comprado el queso fresco que Howard había regalado a la familia la mañana
del domingo. Estos hallazgos fueron en el East Harlem, por lo que la zona
adquirió el foco de las investigaciones policíacas.
Volante con la información del secuestro
De hecho para la policía de Nueva York la desaparición de menores no era un
crimen desconocido. En 1927 se había reportado la desaparición de Billy Gaffney.
El 11 de Febrero jugaba afuera de su casa con un niño de 3 años y cerca estaba
otro muchachito de 12 años cuidando a una hermana menor, pero este tuvo que
entrar a casa al escuchar el llanto de la bebe y minutos después al regresar
notó la ausencia del par de chicos y le contó al papa del niño mas pequeño que
también se llamaba Billy. Tras la consabida búsqueda hallaron al pequeño Billy
en la azotea del edificio y la pregunta obligada fue '¿Dónde esta Billy
Gaffney?...' a lo que el niño responde que el coco se lo llevó, literalmente
'The boogey man took him.' Al día siguiente inició la búsqueda por los
alrededores pues se pensó que el niño pudo haber caminado y caído en el canal de
aguas negras cercano o en algún agujero de construcción. Nadie tomo en cuenta la
opinión del pequeño testigo y su sencilla descripción del secuestrador. Ante la
futilidad de aquellos esfuerzos a alguien se le ocurre escuchar con atención a
la descripción dada por el niñito quien relata que el 'boogey man' es un viejito
de complexión delgada, con bigote y cabello grises. Sin embargo la policía no
presta gran atención a esta interesante descripción que NO es conectada con un
anterior crimen adjudicado al 'Grey Man'... el hombre gris en español.
Albert Fish, el Grey Man
En Julio de 1924 el niño de 8 años Francis McDonnell jugaba al frente de su
casa en Staten Island, la madre estaba sentada el poyo de la casa cuando observó
a un anciano en medio de la calle hablando consigo mismo, el anciano hizo un
saludo con su sombrero y desapareció por la calle. Horas después aquel viejo
sería visto de nuevo observando a Francis y los otros niños que jugaban a la
pelota. Minutos más tarde este platicaba con Francis y juntos desaparecieron.
Luego un vecino vio a un niño muy parecido a Francis caminando junto a un viejo
pordiosero cerca de un área boscosa. La desaparición del niño no fue notada
hasta la hora de la merienda, su padre un oficial de policía organizó la
búsqueda y en efecto, fue hallado debajo de hojas y ramas en el bosque. El niño
había sido brutalmente atacado y asfixiado de tal modo que las autoridades
dudaron de que el viejo y frágil anciano haya tenido la fuerza de inflingir
semejante daño a la víctima. Entonces se supuso la existencia de un cómplice. La
cacería del asesino pronto se echo a andar pero sin grandes resultados a pesar
de los esfuerzos y de la formidable cantidad de agentes involucrados en la
misma. Los expertos en huellas dactilares de Manhattan fueron llamados a escena
pero con nulos resultados. La testigo principal fue la madre de Francis quien
nunca pudo olvidar el aspecto gris y decaído del Grey Man... el caso quedó en
ese momento, en el absoluto misterio.
Habían pasado ya 6 años de la desaparición de la niña Grace Budd y el único
que aún no se daba por vencido era el detective William F. King encargado del
caso, pero justo cuando faltaban 4 semanas para que la oficina de personas
desaparecidas cerrara oficialmente el caso ocurrió un hecho estremecedor y
afortunado a la vez: Uno de esos días, la señora Delia Budd recibió una carta
que gracias a que no sabía leer la salvó de una terrible impresión. Edward Budd
es quien le da lectura a la misma e inmediatamente corre a entregarla a la
policía. La carta decía mas o menos lo siguiente. Dada su bárbara naturaleza
varias veces fue censurada:
Querida Sra. Budd
En 1894 un amigo mío se embarcó como ayudante de cubierta en el vapor Tacoma
siendo el capitán John Davis. Navegaron de San Francisco a Hong Kong en la
China. Al llegar allá el y otros dos marineros desembarcaron y se fueron a
emborrachar. Al regresar a puerto, el barco se había ido. En ese tiempo China
padecía una hambruna, cualquier tipo de carne costaba de 1 a 3 dólares la libra.
Tanto era el sufrimiento de los pobres que los niños menores de 12 años eran
vendidos como comida con el propósito de que los demás no murieran de hambre. Un
niño o niña menor de 14 años no estaba seguro en las calles. Uno podía ir a una
tienda y pedir carne, costillas o bisteces y al mostrador era traída alguna
parte desnuda del cuerpo de un niño para que uno eligiera lo que mas deseara. El
trasero de niño o niña que es la parte más deliciosa del cuerpo era vendida como
un corte fino a un precio alto. John permaneció en aquella tierra por mucho
tiempo al grado de tomarle gusto a la carne humana. A su regreso a Nueva York se
robó dos niños de 7 y 11 años. Los llevó a su casa donde los desnudo y amarro en
un closet. Quemó todo lo que traían puesto. Varias veces durante los días y las
noches los apaleo y torturó con el objetivo de que la carne les quedara buena y
tierna. El primero en matar fue el niño de 11 años, puesto que tenía el trasero
más grande de los dos, es decir tenía la mayor cantidad de carne. Cada parte de
su cuerpo fue guisada y comida excepto la cabeza, los huesos y las vísceras.
Todo el fue hervido, frito y guisado. El niño pequeño fue el siguiente y pasó
por el mismo proceso. Por ese tiempo yo vivía en la 409 y la 100 muy cerca, por
la parte derecha. Tan seguido me decía lo buena que era la carne humana que me
hice a la idea de que debía probarla también. El domingo 3 de Junio de 1928
toqué a su puerta en la 406 oeste y la calle 15. Llevaba queso y fresas, tomamos
el almuerzo. Grace se sentó en mi regazo y me besó. Me propuse comerla. Bajo el
engaño de llevarla a una fiesta le pedí le diera permiso a lo que usted accedió.
La conduje a una casa vacía que había elegido con anterioridad en Westchester.
Cuando llegamos, le pedí que permaneciera afuera. Mientras ella recogía flores
subí las escaleras y me quite todas mis ropas. Sabía que si no lo hacía de ese
modo, podría mancharlas de sangre. Cuando todo estuvo listo fui a la ventana y
la llamé. Me escondí en el closet hasta que estuvo en el cuarto. Al verme
desnudo comenzó a llorar y trató de escapar por las escaleras. La sujeté y ella
dijo que le diría su mama. Primero la desnudé ¡cómo pataleó, araño y me mordió!
pero la asfixie hasta matarla. Luego la corté en pequeños pedazos para poder
llevar la carne a mi lugar. Guise su rico y delicioso trasero. Me tardé 9 días
en consumir todo su cuerpo. De haber querido hubiera tenido sexo con ella, pero
no quise. Murió siendo virgen.
Nadie podía creer que la carta fuera realidad, sino que era obra de algún
sádico que deseaba molestar a los señores Budd, sin embargo el detective King se
dio cuenta que algunos detalles de la carta coincidían con los del secuestro de
la pequeña Grace Budd además de que la letra coincidía con la del recado
recuperado hacía 6 años atrás. El sobre de la carta aportó una pequeña pero
crucial pista. Tenía impreso un pequeño símbolo hexagonal y siglas de una
asociación de beneficencia. Se hizo una reunión urgente con los miembros a la
vez que todos hicieron la prueba de escritura para ver si en algún caso
coincidía con la de 'Frank Howard' El detective King pidió en la junta que por
favor alguien dijera si había tomado la papelería de la sociedad y la había
llevado a algún lado. Fue entonces que un joven empleado de limpieza aceptó
haber tomado algunas hojas y sobres, pero que los había abandonado en su antigua
pensión de la calle 200 este y la 52. La casera del lugar quedó sorprendida al
escuchar la descripción sobre 'Frank Howard' que coincidía con la de un hombre
viejo que había vivido en ese lugar por dos meses y que tenía dos días de haber
salido del lugar. El inquilino se hacía llamar Albert H. Fish y le había pedido
a la señora casera que le guardara una carta que esperaba de su hijo quien
trabajaba en el cuerpo de conservación de Carolina del Norte. El hijo
regularmente mandaba dinero de esta manera a su viejo padre. Luego la oficina
postal informó a King que había interceptado una carta para Fish, pero como este
no había contactado a la casera temió que algo hubiera asustado al viejo y lo
haría huir. El 13 de Diciembre de 1934 la casera llama al detective King, Albert
Fish esta en la pensión esperando por su carta. El viejo tomaba una taza de te
sentado cuando el detective King apareció tras la puerta y movió afirmativamente
la cabeza cuando preguntaron por su nombre a la vez que se ponía de pie.
Inmediatamente alcanzó un pequeño cuchillo de su chaqueta y lo interpuso entre
el y el policía. Esta maniobra enfureció a King quien rápidamente lo tomo y
torció de la mano exclamando triunfalmente 'Ya te tengo!...'
El detective King deteniendo a Albert
Fish
Las confesiones de Albert Fish fueron escuchadas por numerosos oficiales y
psiquiatras, siendo la mayor parte una inenarrable serie de depravaciones que
nadie hubiera creído a no ser porque los detalles fueron corroborados uno tras
otro. Y resultaba mas increíble aún considerando el aspecto débil y decrépito
del psicópata que la policía tenía ahora bajo custodia.
El detective King fue quien tomo la declaración inicial de Albert Fish, quien
dijo que en el verano de 1928 la sed de matar lo había dominado y que
inicialmente era el joven Edward Budd a quién tenía planeado asesinar cuando
leyó el anuncio en los clasificados. El plan era conducirlo a un lugar alejado
mediante engaños, someterlo y cortarle el pene para dejarlo morir sangrando.
Después de visitar la casa de los Budd la primera vez, fue a comprar sus
'instrumentos del infierno': cuchillos de carnicero y una sierra. Los envolvió
en un paquete y los dejó encargados en un puesto de periódicos. A pesar de que
Edward Budd era ya un joven fuerte y de buen tamaño se hizo a la idea de que
podría someterlo a él y a su amigo Willie. Los detectives entendieron que Fish
sabría como hacerlo a final de cuentas.
Pero nada mas fue ver a Grace Budd que inmediatamente cambió de planes: era a
ella a quien desesperadamente deseaba matar. Una vez armado el engaño de la
fiesta fue con Grace al puesto de periódicos por su paquete, luego tomaron un
tren en el Bronx hacia el poblado de Westchester. Para la niña compró boleto sin
regreso. En la estación de Worthtington, el viejo estaba tan absorto en su
torcido plan que olvidó el paquete en el tren. Irónicamente la niña Budd le hizo
notar el olvido. El viaje había durado ya 40 minutos, pero como la niña apenas
había salido de su ciudad un par de veces, la experiencia la tenía contenta y
felizmente entretenida.
Wisteria Cottage
El destino del viaje era una construcción semiabandonada llamada Wisteria
Cottage, lugar en medio de un área boscosa al cual llegaron después de andar por
un camino muy solitario. Llegados al sitio, la niña se quedó en el patio
entretenida recogiendo flores silvestres. Fish sube al segundo piso, desempaca
las herramientas y se desviste. Acto seguido llama a la niña a que suba al
cuarto. La pobre niña sube aún con un ramo de flores en la mano y al ver al
viejo desnudo grita y trata de escapar por las escaleras pero es atrapada en el
acto. Fish la toma por el cuello y la asfixia hasta matarla. El hecho de
estrangularla le provee de enorme excitación sexual. Coloca la cabeza de la niña
en una lata de pintura y procede a decapitarla procurando vaciar toda la sangre
derramada en la vieja lata, la cual después avienta al patio de la propiedad.
Desviste al cadáver ya decapitado y lo corta a la mitad. Ese día llevó consigo
algunas partes del cuerpo las cuales envolvió cuidadosamente en papel periódico.
Días después regresó al sitio para llevarse mas partes. Lo que sobró lo tiró por
la pared trasera de la edificación. Las herramientas fueron desechadas del mismo
modo. Ante la pregunta del detective King del por que había cometido un acto tan
terrible contestó: 'Usted sabe, jamás podría explicarlo...' El capitán John
Stein quiso saber por qué había escrito la cara a la señora Budd a lo que
respondió que tenía una manía por escribir cartas.
Búsqueda de los restos de Grace Budd
Ese mismo día la policía recuperó los restos de la niña Budd ante la mirada
impasiva de Fish que fue llevado por igual, a la escena del crimen. Por la noche
el asistente del fiscal, Francis Marro quiso conocer la razón del crimen de
Grace Budd a lo que Fish afirmó que todo era causa de su 'sed de sangre' que lo
dominaba al punto de cometer los crímenes que se le imputaban. Una vez que la
había matado lo embargó una gran tristeza y al punto deseaba poder dar su propia
vida para dársela a la niña, pero el asunto ya estaba hecho. Se le preguntó si
había violado a la víctima ante lo cual su reacción fue de total firmeza 'Jamás
entró en mi cabeza!...' En ese momento nadie quiso preguntar sobre los detalles
de canibalismo que Fish había escrito en la carta. Tal vez nadie quería creer
que era capaz de hacerlo, pero también se vislumbraba una estrategia para
reservar esos oscuros detalles e impedir que Fish fuera declarado loco o incapaz
de sostener el juicio penal.
Recuperación de los restos de Grace Budd
El mismo día de la captura la información se filtró a la prensa quienes
inmediatamente fueron al departamento de los Budd para cubrir la noticia. Edward
Budd y los padres fueron llevados a la comisaría para identificar a Albert Fish.
Fue increíble la falta absoluta de emoción o remordimiento que mostró el viejo
al ser increpado por los mortificados padres que con lágrimas en los ojos le
reprochaban haberse llevado a su pequeña hija.
Para sorpresa de algunos el historial criminal de Fish no era escaso y había
sido fichado por vez primera en 1903 cuando se le encarceló por robo agravado.
Desde entonces a la fecha seis veces había sido puesto en custodia pero salía
libre ante la falta de pruebas contundentes. Había estado de hecho en
instituciones mentales dos veces.
Fichaje de Albert Fish en 1903
Comenzó el proceso de culpar a Fish por asesinato y secuestro. Cada entidad
donde había sido cometido cada uno de los crímenes tenía que armar el caso
cuidadosamente. Es en este momento que la policía recibe el testimonio de un
chofer de trolebús que reconoce en Fish al hombre que una vez transportó y que
venía con un pequeño niño a quien con muchos trabajos mantenía a su lado. El
pequeño lloraba por su madre e iba sin abrigo. Aquel niño resultaría ser Billy
Gaffney. Cuando finalmente Fish confiesa el asesinato del niño, el mundo tiene
que enterarse de la horripilante suerte de Billy Gaffney. Según sus propias
palabras al niño lo condujo a un lugar solitario por la Av. Rikers, a una casa
solitaria no lejos del lugar del secuestro. Dentro de la casa, lo maniató
firmemente quemó sus ropas y tiró a la basura sus zapatos. Con un trapo sucio
tomado de ahí mismo amordazo al infante. Al día siguiente regresó armado de sus
'herramientas'. La tortura comenzó con una serie de azotes por la espalda y
trasero hasta que la sangre escurrió por las piernas del niño, le cortó nariz,
orejas y abrió sus cachetes de oreja a oreja, para cuando le sacó los ojos, el
niño ya había fenecido. Con un cuchillo perforó el abdomen del niño procurando
beber la sangre que manaba de la herida. En una bolsa que llevaba colocó nariz,
orejas y algunas rebanadas del vientre del niño que envolvió y transportó con
papel. La cabeza, brazos y piernas las colocó en sacos cargados de piedras los
cuales arrojó a un canal de aguas negras cercano. Con lujo de detalles Fish
confesó a las autoridades como había guisado las orejas y la nariz, horneado el
trasero y de como y que verduras había empleado en el proceso. Tal parecía un
ama de casa platicando como si nada, los pasos para preparar un exquisito
estofado.
Delia y Albert Budd Jr. durante el juicio
Ya en custodia y conociendo la calidad de criminal que era, Fish era
reconocido por los testigos de las fechorías que había cometido. Un hombre de
Staten Island lo identificó como el sujeto que había tratado de engatusar a una
hija suya hacia un área boscosa donde 3 días después apareció el cuerpo de
Francis O'Donnell en 1924. La muchacha entonces de 8 años y ahora finalizando la
adolescencia identificó a Fish como el 'Grey Man'. A Fish también se le asoció
al crimen de una muchacha llamada Mary O'Connor ocurrido en 1932. El cuerpo
mutilado de la mujer había aparecido muy cerca de una casa que Fish había
pintado. Con todas esas acusaciones y tan graves cada una, la única oportunidad
de Fish para salvarse de la pena capital era ser declarado desquiciado mental,
tarea de los psiquiatras forenses que analizarían el caso.
Albert Fish y su abogado James Dempsey
El doctor Fredric Wertham estableció que la perversidad mostrada por Albert
Fish no tenía siquiera paralelo alguno en los anales de la siquiatría. El
sadomasoquismo contra los niños, especialmente los varones era parte fundamental
de su desequilibrio sexual. Inclusive Fish comentó al Dr. que siempre había
tenido gran deseo de hacer daño y de recibirlo también. Parecía disfrutar de
todo lo que fuera doloroso. Cualquier cantidad de deplorables actos con sus
órganos excretores eran la norma del señor Fish, quien gustaba de colocarse
trozos de algodón saturados de alcohol para luego prenderles fuego. Actividad
que también inflingía regularmente a sus víctimas infantiles. Luego Fish
confesaría que había tenido alrededor de 100 víctimas a lo largo de su vida. Por
lo general mediante engaños con dinero y/o dulces abducía niños afroamericanos a
quienes la policía no prestaría gran atención por su desaparición. Jamás
regresaba a trabajar al mismo vecindario por la misma razón. Fue así que pasó
hasta por 22 estados de la unión americana. Muchas veces perdió su empleo de
pintor al ser sospechosamente ligado a los incidentes de los niños. Era muy dado
a escribir cartas obscenas, cartas que no tenían por objetivo molestar sino
buscar con quien practicar sus fantasías sadomasoquistas.
Albert Fish durante el juicio
Eran tantas cosas increíbles las narradas por Fish que el doctor Wertham no
podía creerlas juntas, especialmente lo de las agujas. Fish solía encajarse
alfileres y diversas puntas en el área comprendida entre el escroto y el ano de
tal modo que algunas ya no pudo sacarlas de nuevo. Al tomar la radiografía
correspondiente se pudo corroborar esta información. Esta otra horrible manía de
Fish era practicada contra sus victimas. Se supo que a la edad de 55 años
comenzó a sufrir de alucinaciones sobre Cristo y sus Angeles. Así fue creando
algunas ideas que mezclaban sus concepciones torcidas con algunos preceptos
bíblicos y repetía constantemente sus propias sentencias. Llegó a creer que Dios
mismo le había puesto por misión torturar y castrar niños pequeños. Mandamiento
que había efectuado no pocas veces el señor Fish. Según la opinión de Wertham,
Fish rebasaba toda concepción y fronteras entre la cordura y la locura. De que
padecía de psicosis religiosa no había mas dudas, inclusive sus hijos lo habían
visto flagelarse hasta sangrar y Fish decía que si fuera algo malo ya hubiera
llegado un ángel a detenerlo como en el pasaje bíblico donde un ángel detiene a
Abraham cuando iba a sacrificar a su propio hijo. Y así esa era una de las
excusas que tenía mentalizadas cuando se cebaba con sus víctimas. El doctor
concluyó que Albert Fish estaba legalmente desquiciado. La personalidad de Fish
era introvertida e infantilista y sus conceptos sobre el bien y el mal estaban
gravemente distorsionados por las alucinaciones y el severo cuadro de psicosis
paranoide, que le era imposible distinguir claramente entre lo correcto y lo
contrario.
La batalla legal se centró en determinar si Albert Fish estaba sano y
competente o lo contrario, totalmente loco. El doctor Wertham estaba convencido
de su locura, pero otros cuatro doctores especialmente de los centros
psiquiátricos que anteriormente lo habían declarado 'sano e inofensivo' opinaban
lo contrario. La defensa adoptó la primera postura. Mientras tanto Fish se
mostraba apático de su situación, ya no le importaba la vida ni la muerte,
aunque en algún punto del juicio llegó a comentar a su abogado que deseaba
seguir viviendo 'porque Dios todavía le tenía mas misiones que cumplir...' El
juicio comenzó el 11 de Marzo de 1935 en Nueva York, siendo el fiscal de
distrito Elbert F. Gallagher y el abogado defensor James Dempsey que basó su
ataque en demostrar la incompetencia de los doctores que habían determinado años
atrás que Fish no constituía un peligro y también demostrar que Fish padecía de
una intoxicación por plomo típica de los pintores de brocha gorda. En cambio la
estrategia de Gallagher se basó en demostrar como Fish había estado
perfectamente consciente de sus actos, de como había premeditado cada uno de sus
movimientos y de la plenitud de su memoria y orientación a pesar de su avanzada
edad. En un momento dado se argumentó que alguien capaz de comerse a un niño no
podía estar cuerdo. La familia Budd testificó y hasta se llevaron en una caja
los restos de la niña Grace Budd. El dramático juicio duró 10 días, resultando
Fish sentenciado a la pena capital en la silla eléctrica. Se dice que el
indiciado no estuvo de acuerdo con el veredicto pero el hecho de ir a la silla
le resultaba hasta cierto punto atractivo. Incluso un reportero del Daily News
escribió: 'sus ojos llorosos destellaron ante la idea de ser sometido a un calor
mucho mas intenso comparado con el que usualmente se quemaba para satisfacer su
lujuria...' El 16 de Enero de 1936 Albert H. Fish fue ejecutado en el penal de
Sing Sing, lugar donde también yacen sus restos.
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